AHA News: ¿Cuánto daño puede hacer el excederse un poco con la sal? Bastante

MIÉRCOLES, 26 de mayo de 2021 (American Heart Association News) — Mucha gente sabe que el exceso de sal en su alimentación es algo malo, pero no hay tantos que sepan exactamente por qué.

“Se sorprenden del grado en que puede afectarles”, afirma la Dra. Cheryl Laffer, profesora de medicina de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, “así como de la cantidad de sal que contiene la alimentación estadounidense”.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, casi un 90% de los estadounidenses mayores de dos años consumen demasiado sodio, con la mayor parte en forma de sal que también se conoce como cloruro de sodio.

Estas son seis cosas que la sal ocasiona en el cuerpo, y lo que puede hacer para protegerse.

Empecemos por el corazón.

En el sistema circulatorio, los efectos de la sal “son un problema muy sencillo de plomería”, dijo el Dr. Fernando Elijovich, profesor de medicina de la Universidad de Vanderbilt.

El corazón es la bomba y los vasos sanguíneos son las tuberías, dijo. La presión arterial aumenta si se incrementa la cantidad de sangre que tiene que circular por estas. La presión arterial también aumenta si se encogen esos conductos.

La sal ocasiona ambas cosas. Cuando hay un exceso de sal en el organismo, el corazón bombea más sangre en un tiempo determinado, aumentando la presión arterial. Con el tiempo, la sal estrecha los vasos en sí, que es la característica más común de la presión arterial alta, en términos de “plomería”.

El daño puede llegar rápidamente o con el tiempo.

A los 30 minutos de haber ingerido un exceso de sal, la capacidad de dilatación de los vasos sanguíneos se ve afectada, según Elijovich. Los daños de la hipertensión persistente se manifiestan en el futuro, en forma de infartos, ataques cerebrales y otros problemas.

La buena noticia, dijo Laffer, es que los beneficios de reducir el exceso de sal también aparecen rápidamente. Si se reduce considerablemente la cantidad de sal que se consume, la presión arterial baja en cuestión de horas o días.

Incluso, mantenerla baja puede suponer una diferencia significativa a largo plazo. “En el Reino Unido se ha hecho un esfuerzo a nivel nacional para reducir la sal en los alimentos comerciales”, dijo. “En un par de años, habían reducido el número de ataques cardíacos y otros malos resultados. Eso fue bastante notorio”.

Es un problema de cuerpo completo.

Más allá del corazón, el exceso de sal puede forzar los riñones, cuyas funciones incluyen excretar sal, dijo Laffer. “Sin embargo, en la hipertensión, los riñones podrían no excretar la sal adecuadamente, quizás aferrarse a esta”. Eso puede provocar problemas que van desde la hinchazón de los tobillos hasta la acumulación de líquido alrededor del corazón y los pulmones.

La sal también puede poner en peligro el cerebro al dañar los vasos sanguíneos y elevar la presión arterial, la cual es un importante factor de riesgo de los ataques cerebrales. También podría cambiar el comportamiento del tronco encefálico, que ayuda a regular el equilibrio de la sal y la presión arterial.

Los científicos apenas están comprendiendo algunas de las formas en que funciona la sal.

Estudios recientes demuestran que la sal afecta al sistema inmunitario, lo que provoca una inflamación que podría estar detrás de las enfermedades cardíacas y otros problemas, dijo Elijovich.

Sus colegas de Vanderbilt también están examinando cómo la sal podría afectar a las bacterias del intestino. La investigación es nueva, dijo Laffer, pero la evidencia apunta a que las bacterias intestinales tienen un papel en la inflamación inducida por la sal y la presión arterial alta.

Afecta a cada persona de forma diferente.

Las afirmaciones generales sobre la sal y la salud pueden ser engañosas. Los mecanismos fundamentales de cómo la sal afecta al cuerpo no se conocen del todo.

Algunas personas que no tienen presión arterial alta pueden consumir sal sin que su presión arterial aumente. Otros pueden tener “sensibilidad a la sal”, donde incluso su consumo moderado desencadena un aumento en la presión arterial.

Sin embargo, lo cierto es que para la mayoría de la gente, reducir la sal es algo saludable, dijo Elijovich. “Si se pudiera reducir la cantidad de sal que la gente consume, también se beneficiaría la población en general”.

Piense más allá del salero.

La sal y el sodio no son exactamente lo mismo, pero la mayor parte del sodio de los alimentos procesados y de los restaurantes es sal, y los términos se utilizan indistintamente.

Una hamburguesa de restaurante de comida rápida puede tener más de 1.000 miligramos de sodio; una orden grande de papas fritas puede añadir 400 mg. Una lata de sopa de pollo con fideos puede tener más de 2.200 mg.

Las pautas dietéticas federales recomiendan que los adultos no consuman más de 2.300 mg de sodio al día. La American Heart Association dice que el límite diario ideal es de 1.500 mg, pero los estadounidenses consumen en promedio 3.400 mg de sodio al día.

Laffer indicó que es por eso que hay que leer las etiquetas. Además, tenga en cuenta que el hecho de que un producto lleve la etiqueta “bajo en sodio” no significa que lo sea.

Elijovich dice a sus pacientes que prueben a cocinar con especias sabrosas, con las cuales sería posible extrañar menos el sabor de la sal. Aún así, subrayó que la cocina casera y una pizca de sal en la cena no son los principales culpables.
“La mayoría de nuestro consumo de sal no viene de los que hacemos”, comentó. “Está en lo que compramos”.

Cualquier cosa que se haga puede marcar la diferencia. A principios de este año, un análisis de 85 estudios publicado en la revista Circulation demostró que cualquier reducción del sodio disminuye la presión arterial.

Las personas con alta presión arterial en particular deben poner atención adicional en la sal, pero todos en general deben saber lo que esta hace, dijo Laffer. “Ese es mi mensaje para todos los que acuden a mi clínica. Incluso si se trata de una persona joven con buena condición física y sin sobrepeso, les digo: también para ti vale la pena tener cuidado con la sal”.

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Por Michael Merschel